Paseo vespertino

Cuando llegamos a la playa deslicé a Emily al suelo de mi espalda, la cogí en brazos y la senté en el suelo, quitándole las sandalias con cuidado.
Será mejor que camines descalza, es más cómodo y no quiero que esos pequeños pies sufran…-afirmé y la ayudé a levantarse-

Bueno cariño…cuéntame ¿cómo va tu día? ¿te lo has pasado bien con Clair? –pregunté rodeándola con mi brazo y atrayéndola hacia mí-

Dibujé media sonrisa llena de ternura en mi rostro, Sam era la persona con la que pasaría horas y horas, y podría pararse el tiempo, y de la que no era capaz de separarme ni aburrirme ni un solo segundo.Cogí mis sandalias que cuidadosamente me había quitado, y las guardé en el bolso que llevaba colgado a estilo bandolera de mi cuerpo.

-Tranquilo creo que podré pasar sin romperme...

Le dije bromeando sobre su exceso de protección...pasé yo también mi brazo por la parte baja de su espalda mientras seguíamos caminando.

-Bueno...pues, la verdad es que ha sido un día divertido, la enana cada vez está más malcriada por su lobo, y eso la convierte en la que lleva las riendas ahora mismo, resulta divertido ver a ese grandullón nuestro completamente sometido a algo tan pequeño...Pero no es eso lo que más me preocupa ahora...
Dije parandome a acariciar su rostro con dulzura.

-¿Qué pasa con Jake?¿No habeis conseguido dar con él?Me preocupa verte así...no lo pases mal...seguramente solo anda metido en algún rollo de esos de su familia de vampiros...va a volver...Jacob siempre vuelve con los suyos.No te va a dejar de lado.

-Tu no tienes la culpa de eso cielo fue un accidente...ya sabes que yo no soy nada sin ti.Y sin nuestra pequeña familia lobuna...sois lo mejor que ha ocurrido en mi vida.

Pasé mis manos por detrás de su nuca...

-Esta bien...olvidemos todo...estemos por un momento solos...los dos.

Besé con ternura la comisura de sus labios mientras nos acercábamos a la orilla..

-Te he hechado mucho de menos

Dije agarrándome aún más fuerte en una especie de abrazo mietras me llevaba aún en brazos.

Yo también te he echado de menos...no me doy cuenta de la falta que me haces hasta que te tengo a mi lado. Nunca podría vivir sin ti Emi...-susurré tirándola en la arena y acariciando su pelo-
Eres la única que me calma cuando lo necesito...-suspiré y ella me miró inquieta-
Verás, antes he salido a correr, para calmarme por lo de Jacob y Embry, y...¡pues que no lo conseguí como me hubiera gustado!, ya sabes...tu prima apareció y...-aseguré avergonzado, ya que no me gustaba ocultarle nada a Emily-

-A leah le gusta perturbar la paz de todo el mundo...

Le dije mientras acariciaba su rostro.

-Sobretodo a ti...no le hagas mucho caso, algún día se dara cuenta de que no hace las cosas bien.Se quete sientes culpable por lo que pasó, yo tambien me siento así, siento haber traicionado a mi propia sangre, pero aunque lo hubiese intentado evitar con todas mis fuerzas no hubiera podido, Sam, eres mi mitad y no podré nunca estar completa sin ti.

Sentí algo de celos si fuera como ella podría correr con el en su compañía sin importar nada, no tendría la necesidad de protejerme todo el rato de esa manera.

-A veces me gustaría correr contigo como ella...para poder escapar de todo contigo...

¿Correr conmigo? Lo haces a diario Emi...a todas horas pienso en ti y te llevo en mi cabeza, no puedo evitar suspirar cuando alguien te menciona, y cada terminación nerviosa de mi piel clama por tocarte cuando te veo...
Te amo con locura, y no quiero que te escapes nunca de mi lado...no quiero que seas otra persona, ni loba como Leah..yo te adoro así, mi preciosa y perfecta Emily...-susurré acariciando mi nariz con la suya-

Esbocé una suave sonrisa para luego darle un tierno beso en los labios.

-No estaba hablando de ser otra persona,sino de poder hacer algunas cosas que tu si que haces.

Sonreí.

-Yo también te amo Sam....no me ire nunca...no te preocupes.No hay nada que me haga más feliz que estar contigo...

Susurré.Acaricié su nuca y su cuello suavemente mientras cerraba los ojos concentrándome en cada poro de su piel, su olor, e incluso su respiración, y tumbados sobre la arena me aferré a su enorme y cálido cuerpo rodeándole con mis brazos o al menos intentándolo de alguna manera.

Las discusiones con Sam siempre me daban un hambre terrible... eso, o ganas de correr por el bosque a toda velocidad. Pero esta vez ni tenía ganas de volver a casa para comer nada, ni mucho menos me apetecía volver a mi forma de loba. Así que caminé despacio, sin un rumbo fijo, hasta que mis pies se hundieron en la arena de la playa.

Y entonces... ¡tachán! allí estaba, la parejita feliz, con sus moñerías y sus juegos de adolescentes imbéciles todo el maldito día...

Sam y Emily hasta en la sopa. Aquello empezaba a ser la peor de mis pesadillas.

Me quedé parada, justo en el límite entre el bosque y la playa, dudando si debía darme la vuelta, o si no debía dejar que su mera presencia condicionara tanto mi vida. En ese momento Sam clavó sus ojos en los míos como si hubiera podido olerme... y estuve segura de que así había sido.

-¡¡Iujuuuu!! -articulé con mis labios pero sin voz, y saludándole con la mano mientras agitaba los dedos de forma coqueta y sarcástica.
Y entonces me quedé seria de golpe y seguí caminando por la arena intentando ignorarles lo máximo posible.

Acariciaba la espalda de Emily con dulzura, intentando quitarle la camiseta de forma sutil, cuando un olor dulce y familiar me embriagó por completo, obligándome con pesar a separar mis labios de los de mi imprimada y mirar en esa dirección.
De repente vi a Leah con el vestido blanco y comportándose de forma estúpida, como siempre oportuna y graciosa. Entonces me erguí echo una furia, y miré a Emily intentando calmarla con un gesto.
Vuelvo ahora cariño, tengo que poner límites. -afirmé mirando a Emi y bufando-

¿Se puede saber qué demonios haces cotilla perversa? ¿Acaso ahora eres voyeur? ¿O masoquista? Es eso ¿no? Te gusta mirar lo que no puedes tener....vete ya de aquí...-exclamé con muchas ganas de hacer daño a Leah-

Me quedé parada mientras veía como Sam se acercaba a mí, directo a atacar, como siempre...
Pero no me alteré lo más mínimo mientras me escupía aquellas palabras, ni siquiera fruncí el ceño.
Por el contrario, esbocé una suave sonrisa en mis labios, y le miré fijamente a los ojos de forma cariñosa.

-Estás en la playa ¿sabes? Si no quieres que te miren lárgate a tu casa, porque que yo sepa, la playa es de todos. Y yo no pienso irme porque tú, oh gran Sam Uley, me lo diga.

Le volví a sonreír y le di la espalda, caminando por la playa hasta que encontré un buen lugar para sentarme frente el mar a ver el atardecer.

Como siempre pretendía quitarme de mis casillas, y lo conseguía. Pero cuando miré a Emily recordé que debía controlar mi ira con toda la fuerza que me quedaba.

La playa es de todos Leah Clearwater, pero que yo sepa tú eres una licántropa y puedes oler desde kilómetros cuando hay gente a la que no te quieres encontrar, y entonces te vas bordeando la playa encanto...-sonreí irónicamente mientras la agarraba de ambos brazos con fuerza y la atraía hacia mí-
Era mucho más grande que ella, e intenté intimidarla para que me tuviera algo de respeto.

Sam me estampó contra su cuerpo de forma amenazadora, y ya no pude evitar fruncir el ceño cabreada... ¿pero quién se había creído que era este tío?
Me miró con furia intentando intimidarme, y parecía mentira que no supiera que eso no iba a funcionar conmigo.
Sus manos se aferraron a mis brazos con toda su fuerza y sentí como sus dedos ardientes se hundían en mi piel. Su aliento rozó mis labios, a pocos centímetros de los suyos, y su mirada abrasó la mía. Mi vientre se presionó contra el suyo, y no pude evitar cerrar los ojos al sentir el bulto de sus pantalones.
Mi cuerpo dejó de obedecer a mis órdenes para actuar por voluntad propia, y me puse de puntillas a la vez que mis manos se aferraban al borde de los bolsillos de sus vaqueros...

Y entonces abrí dos ojos como platos y miles de imágenes asquerosas cruzaron mi mente. Esas manos aún llevaban el olor de Emily, de la traidora de mi prima... y aquello de ardía entre sus piernas ya solo clamaba por entrar en ella, y no en mí. Y me repugné a mí misma por aquel momento de debilidad que jamás debería haberme permitido.

Me separé de Sam con un movimiento brusco, liberando mis brazos de su presa, y deseando borrar el recuerdo tactil que había dejado sobre mi vientre.

-No me toques imbécil -espeté con toda mi furia, sintiendo como estaba a punto de estallar en llamas, que recé porque fueran de rabia y no de deseo.

Miré su menudo y femenino cuerpo jadeante, y sentí un estremecimiento extraño, entre tristeza, arrepentimiento y excitación.
Me odiaba, podía sentir cómo quería arañarme, golpearme para finalmente descuartizarme. Lástima que fuera más fuerte que ella, no podría ni tocarme aunque quisiera.
Sonreí por la superioridad que sentía en ese momento.

Yo hago lo que me da la gana Leah, si me tocas las narices te apalizo ¿entendido? Pórtate bien, y vete a casa a ver la tele...yo tengo algo muy importante que hacer ahora mismo...-afirmé sarcástico-
Entonces miré a Emily que parecía asustada, y le hice un gesto de negación con la cabeza para que se alejara un poco de la acción, por su seguridad.

Hice caso omiso a las indicaciones de Sam, no quría que ninguno de los dos se hiciera daño...

Corrí hacia ellos cuando ví que discutían ahora en la lejanía.Cuando llegué al lugar me puse al lado de los dos que se miraban enrrabietados de frente.

Puse una mano sobre cada uno de ellos intentando calmarlos.

-Ey...ey...chicos ...¡parad! Venga no peleeis...

Les dije, en un intento de calmarles, sabía que al menos con Sam funcionaría, pero Leah...Leah...aún podía sentir el rencor en sus ojos cada vez que la miraba.

-¿Qué? -exclamé sin poder creer lo que acababa de oír-. ¿Pero tú quien te has creido que eres? Mírate al espejo Sam, porque no eres nada, ¿me oyes? Sí, claro que puedes hacer lo que te de la gana, pero tu libertad solo se extiende hasta donde empieza la mía, ¿te enteras? Será gilipollas el tío... Que sea la última vez que me pones tus sucias manos encima, y ni se te ocurra darme órdenes fuera de la manada Sam. No tienes ningún derecho a hablarme así, y mucho menos a venirme con estos aires de superioridad... -le dije muy segura de mí misma. Jamás me había sentido tan harta de él-. Que te den Sam, que te den bien dado... Eres un machista de mierda. Y por mi se la puedes meter hasta la tráquea -le dije señalando a Emily.

Y entonces Emily corrió hacia nosotros, como si aquello fuera a suavizar las cosas. Siempre tenía que estar en medio...

-Y tú no te metas y cierra la boca Emily -le dije groseramente cuando llegó a nuestro lado.

Escuchaba las réplicas de Leah apenado, sabiendo que me había comportado como un perfecto capullo. Pero no podía evitar hacerlo, así por lo menos me odiaría y se apartaría lo más posible de mí.
Llegaría el día en que ya no pensaría en nosotros como pareja, porque me odiaría hasta tal punto, que ya ni se acordaría de que existía como hombre. Así que respiré profundamente, y disfracé mi malestar con una sonrisa de desprecio absoluto.

Si yo no te he puesto las manos encima, tan sólo quería que me escucharas bien...y como nunca me atiendes pues creí que era una manera de que hicieras caso. Claro que te dejo en paz, eres una tía de lo más enrevesada y no me interesa hablar contigo...búscate un novio que te caña, y déjanos en paz de una buena vez...¿me oyesssss?....y no seas tan remilgada, ni tan mal hablada....-grité removiéndole el pelo-

Entonces llegó Emily, intentando calmar las cosas, pero Leah le dio una contestación de las suyas.
A ella no le hables así, no tiene la culpa de nuestros asuntos...ella aún te quiere, y no entiendo el por qué...-afirmé protegiendo a Emily tras de mí-

Sam me puso detrás de él.Eso me cabreó,estaba segura de que Leah no me haría daño, por mucho odio que sintiera por mi yo era parte de su familia, y en el fondo sabía que yo no tenía la culpa de todo lo que había ocurrido, con eso de que los licanos se leían la mente.

-¡Sam! Leah...no me va ha hacer daño...

Protesté mientras intentaba hecharme a un lado para mirarla también.

-No quiero que os hagais daño ninguno de los dos...¿Si? Si tengo que ponerme en medio para impedirlo, lo voy ha hacer...No me importa que me mateis ni ninguna otra cosa.

Afirmé con gesto duro y autoritario.

-Venga ya Emily, aquí héroes los justos -le dije soltando una risa dolida-. Lo que no entiendo es porqué no me dejais en paz de una maldita vez. ¿Os molesta que haya llegado a la playa cuando estabais vosotros? Pues haberos escondido, que en medio de la playa os podría haber visto tanto yo como cualquier otro... y he crecido en esta playa, ahora no me vais a prohibir vosotros que la pise. Es que ya me teneis harta, sois patéticos joder.

Aseguré, y me giré deseando eliminar a esas personas de mi vida de una vez por todas. Eran como un maldito virus del que no conseguía inmunizarme.

-No te dejo en paz porque te aprecio Leah...porque si fueras nada y me importaras una mierda, pasaría de ti olimpicamente sin decirte nada y dejaría que os matarais como animales.

Le dije mientras se alejaba, estaba discutiendo con ella, pero no con rabia, se podía notar la tristeza en mi mirada cada vez que la miraba, poque cada vez que la veía sabía que era yo y solo yo la responsable de su amargura sin poder ponele remedio.