En Volterra, siguiendo la búsqueda

Tenía la mano de Nessie aferrada entre las mías, y tiraba de ella con toda mi fuerza, pero no podía ver nada más allá de su hombro. Solo podía ver su brazo hasta el cuello, y más allá solo había sombra. Una espesa sombra negra que no me dejaba ver el rostro de Nessie ni nada más lejos de ella. Aferré más fuerte la mano de Nessie, tirando para sacarla de aquella sombra que la ataba y que cada vez intentaba alejarla de mí con más fuerza. De pronto la sombra se disipó y tras Nessie apareció una silueta negra sin rostro que aferraba a Nessie de la otra mano, reteniéndola y alejándola de mí sin ningún esfuerzo. Seguí tirando de Nessie, e intenté aferrarla de la cintura para llevármela de allí de una vez por todas. Pero no podía moverme, solo podía cogerla de la mano. Pude sentir como clavaba las uñas en la palma de mi mano en un intento desesperado de quedarse conmigo. De pronto Nessie me miró horrorizada. "¡¡¡Jakeeeee!!!" me gritó. Aquella silueta negra hizo un movimiento rápido, y tanto ella como Nessie desaparecieron. Caí al suelo como empujado por una fuerza invisible y me golpeé en la cabeza.

-Jake... Jake, despierta. Aterrizamos en cinco minutos -noté un leve zarandeo y reconocí la voz de Bella. Abrí los ojos respirando sofocadamente, y sentí las gotas de sudor frío que resbalaban por mi cuello-. ¿Jake estás bien?

-Sí, sí Bella -le dije abriendo los ojos con dificultad-. Es solo que aquí hace mucho calor.

Me quedé allí sentado recordando la pesadilla, y el nudo de mi estómago pareció apretarse más aún. Pocos minutos después aterrizamos, la voz del piloto nos dio la bienvenida a Italia y las gracias por elegir su vuelo, y la gente comenzó a bajar del avión. Bella y yo esperamos a que se vaciara un poco el pasillo y nos levantamos. Cuando bajamos del avión me sentía verdaderamente nervioso y sumergido en un mar de incertidumbre.
Una vez fuera del aeropuerto pensé que realmente no sabía qué hacer. Ni a dónde tenía que ir, ni como iba a recuperar a Nessie. La verdad era que no sabíamos nada de lo que podría estar pasando. Controlé mis nervios, y los sustituí por aquella fuerza que me invadía al pensar que Nessie me necesitaba. Inspiré aire e intenté borrar el recuerdo de aquella pesadilla que había tenido en el avión.
Miré alrededor con gesto de duda. No sabía si andar a izquierda o derecha, así que me dirigí a Bella.

-Humm... bueno... ¿qué?¿cogemos un coche?

-Si, tendremos que coger un coche, asi que será mejor que vayamos ahora.-Nos dirijimos a la zona de alquiler de coches y cocgimos uno de los más rápidos que tenian,el tiempo apremiaba y no teniamos que andarnos con tonterias asi que nos pusimos en marcha enseguida.

El aire del exterior me ayudó a despejar mi mente y centrarme en hacer las cosas de forma rápida y correcta. Alrededor del aeropuerto había todo tipo de servicios: restaurantes y cafeterías, tiendas de ropa, librerías, paradas de autobús y taxi, e incluso un servicio de alquiler de automóbiles. Aunque yo estaba dispuesto a buscar el coche más rápido de aquel enorme aparcamiento y llevármelo sin más, Bella decidió que sería mejor alquilar uno.
Dimos un par de vueltas rápidas alrededor de los coches que podíamos alquilar, y de un pequeño módulo salió un hombre de unos cuarenta años, con americana y corbata. Unas estrechas gafas rectangulares y unas pronunciadas entradas decoraban su rostro arrugado, más arrugado de lo normal.

-¿Puedo ayudarles? -preguntó en un perfecto inglés. Debía verse a la legua de dónde procedíamos.
-¿Cuál es el más rápido que tiene? -le pregunté mirando alrededor, pensando que si aquello era todo lo que tenía mejor sería ir corriendo.

Nos dirigió hacia un segundo aparcamiento, y allí los coches eran muy diferentes a los primeros. Pude distinguir un Porsche 911 blanco que parecía no haber sido usado nunca, y desde el fondo del aparcamiento, los faros de un imponente Hummer plateado me miraron amenazadoramente. Pensé en qué clase de personas debían de alquilar coches como aquellos, y supe que debía de ser gente parecida a los Cullen. Finalmente el extraño personaje nos ofreció un Chevrolet Corvette C6RS negro, y sentí que me daba igual el coche que nos lleváramos, pero quería salir de allí cuanto antes, sin perder más tiempo. Miré al coche y después a Bella.

-Suficiente -me dijo ella.

Bella le soltó unos cuantos billetes al empleado del negocio, que a su vez alargó el brazo hacia mí y me puso las llaves del coche en la mano. Le lancé las llaves a Bella.

-Tú conoces el camino -le dije abriendo la puerta derecha del coche. Bella me dirigió una mirada que sirvió para confirmar mis sospechas: realmente ella conocía el camino ya que nos dirigíamos hacia donde fuera que estuvieran los Vulturis. Bella se sentó al volante y salimos de allí a toda velocidad.

Las calles de Volterra me parecieron algo siniestras. Era un lugar totalmente diferente a lo que yo hubiera visto nunca. Abrí la ventana y me incliné ligeramente hacia fuera, en un intento desesperado de captar el olor de Nessie o el de Eva, o incluso de encontrarlas entre la gente o ver un porsche amarillo avanzando a toda velocidad.

Estaba nerviosa, a manos de aquel coche dirigiéndome hacia lo que tanto había temido meses atrás, había hecho bien en ir con Jake, mi escudo le protegería de esos repelentes gemelos de la guardia de Aro, miré a Jacob mi semblante estaba serio.
-Estamos llegando.-mis palabras sonaron como si nos estuviésemos dirigiendo al entierro de algún ser querido y no a su rescate. Jake me miró, su rostro mostraba tristeza, amaba a Nessie y eso era lo que me preocupaba, si entraba en fase delante de ellos perdería los papeles y se que era capaz de arriesgar su vida a cambio de la de ella, pero tenía que ser razonable, de allí teníamos que salir los cuatro con vida.

Mensaje de voz de Edward en el móvil de Bella.

“Bella, amor. Siento mucho no poder darte una explicación, pero es peligroso, y esto debo hacerlo yo solo. Tendré el móvil apagado hasta que vuelva. No sufráis por mí, estaré bien. Te quiero.”

Después de estar tanto tiempo llamando a Ed y sin respuestas pensaba que ya no volvería a mi lado, ni siquiera era capaz de imaginarme sola, viendo como Nessie crecía sin su padre, en aquel instante algo vibro en mi pantalón, saqué el móvil, era un mensaje en el buzón de voz, seguramente era Al que quería saber como estábamos me dispuse a escucharlo..
Aquella voz... solo escuchar la primera nota de su voz me puse eufórica, no podía ser verdad... era Ed

“Bella, amor. Siento mucho no poder darte una explicación, pero es peligroso, y esto debo hacerlo yo solo. Tendré el móvil apagado hasta que vuelva. No sufráis por mí, estaré bien. Te quiero.”

Jake me miró, mi cara mostraba una sonrisa de alegría pero a la vez la pena me invadió por completo, los coches pasaban a nuestro lado a mucha velocidad, sin darme cuenta había reducido la marcha hasta casi estar parados en medio de aquella carretera a las afueras de volterra, por un momento me olvidé de que hacía allí, solo quería estar al lado de Ed, fuese lo que fuera que estuviese haciendo me tenía muy preocupada, se había ausentado ya demasiados días sin dar apenas señales de que seguía con vida... algo no debía de andar bien.


Pensé en dejarle un mensaje en el contestador, pero estaba Jake delante, no quería que formase parte de mi angustia, cuando acabase esto o tuviese un rato de soledad, le contestaría.

Bella conducía el Corvette a gran velocidad por las calles de Volterra, pero no conducía con la desenvoltura de siempre, si no que estaba algo tensa, fruncía el ceño y apretaba los labios, dibujando un gesto nervioso. Dejó caer una mano del volante y la introdujo en el bolsillo de su pantalón. Sacó el móvil y pude ver como la luz de la pantalla parpadeaba. La miré impaciente mientras descolgaba, deseando saber si Alice tenía algo nuevo que pudiera ayudarnos. Pero Bella no dijo nada. En lugar de eso sonrió en silencio, aunque sus ojos mostraban cierto rastro de tristeza. Redujo paulatinamente la velocidad hasta tal punto que estuve seguro de que un niño de cuatro años en bicicleta podría adelantarnos. Miré alrededor intentando saber si habríamos llegado ya a nuestro destino, hasta los Vulturis. Pero varios coches nos adelantaron, y no parecía haber nada en aquella calle. Estaba seguro de que allí no habría ningún Vulturi, y lo que era aún peor, allí no estaban ni Nessie ni Eva. Miré a Bella y me sorprendió su expresión al colgar el teléfono. No había pronunciado una sola palabra.

-¿Bella? -le dije, no muy seguro de si reaccionaría- ¿Era Alice?

Me miró, y aunque clavó sus ojos en los míos, tenía la mirada perdida. Volvió la vista hacia la carretera y aceleró bruscamente. Parecía haber despertado del leve trance en el que se había sumergido tras aquella extraña llamada telefónica, pero ahora su sonrisa se había borrado y volvía a fruncir el ceño en una fina arruga que convertía sus dos cejas en una. Siguió el camino con seguridad, adentrándonos en las estrechas calles de Volterra.
Aunque era evidente que Bella conocía Volterra y el entramado de calles que la formaban, intenté recordar el camino por si necesitábamos emprender una huida precipitada. Pero todas las calles me parecieron iguales, y pronto abandoné mi propósito. Después de varios minutos ascendiendo en aquel indiscreto Corvette, Bella frenó el coche en un callejón oscuro. Con una maniobra rápida dio un giro de 180 grados, dejando el coche en dirección a la entrada del callejón, por donde habíamos venido.

-No, Jake... no... -me dijo al fin, algo confusa- No era Alice. Era... era un mensaje de Edward.

Mostró una mueca extraña en los labios que le dio un aire confundido a su rostro, y ante aquel gesto preferí no preguntarle nada sobre Edward. No parecía que hubiera escuchado nada malo, si no más bien algo que la había confundido aún más acerca de qué estaba ocurriendo con Edward. Pero ahora debíamos concentrarnos en los más importante. Bella echó el freno de mano y abrió la puerta del coche. Aunque yo no sabía donde nos encontrábamos, entendí que habíamos llegado a nuestro destino, así que me apresuré a seguirla y salí del coche, en dirección a Nessie, o a nuestro final.

Perdida en mis pensamientos junto a Edward llegamos sin darme cuenta a las callejuelas de volterra, subimos aquella carretera empinada que como la vez anterior seguía abarrotada de coches, divise el aparcamiento a las afueras de las murallas tal como recordaba allí dejamos el coche estacionado.

-Ya hemos llegado Jake-le dije –y con un gesto de asentimiento me siguió.

Me recorrió un pequeño escalofrío por todo el cuerpo, llegamos a la plaza, aquella plaza en la que no hace mucho tiempo estuvimos Alice y yo para rescatar a Ed de un suicidio, dada la hora se encontraba abarrotada de gente, niños con sus madres de vuelta de colegio, Hombres mayores dando de comer a las palomas, aislados de la batalla que estaba a punto de librarse.


La enorme esfera en lo alto de la torre del reloj situada en el Palazzio dei priori marcó la una del mediodía, retumbaron todas las piedras del pavimento...

Continuamos nuestro trayecto a través de aquel gentío que se mostraba indiferente a nuestro paso, lucía un día poco soleado, tuve que dar gracias así me sería más fácil pasar desapercibida.
Reconocí enseguida aquel callejón curvado que cuesta abajo cada vez se estrechaba más y sin ningún problema llegamos a lo que yo recordaba como la entrada a la fortaleza, un pequeño agujero en la calle que más bien parecía una alcantarilla, levanté la tapa y miré a Jake

-Es la hora Jacob, prométeme una cosa…-mi cara reflejaba angustia.
-Prométeme que saldremos de aquí los cuatro con vida… intenta controlar tus nervios si entraras en fase y dejaras de actuar racionalmente sería catastrófico para nosotros…
Jake gracias por todo lo que has hecho por mí, eres mi mejor amigo…-Le abracé como si fuese la última vez que nos fuésemos a ver, el me besó en la frente y juntos nos adentramos en las profundidades de la fortaleza de Los Vulturis…