Volando a la ReBoda con AirForks

Estaba atontada mirando la cinta del equipaje, y pensando en lo caprichosa que era la vida. Entonces observé los movimientos ariscos de Eva, y a Jake intentando contenerla. Se estaban peleando, había estado tan absorta que ni siquiera los había oído, y eso que casi todo el aeropuerto los observaba boquiabiertos.
Ella le gritó que se callara y salió corriendo, y detrás Jacob.

En los aseos se oían los lamentos desgarrados de Eva, y a Jake intentando pedirle perdón.
Quita...- dije empujándolo con fuerza sin darme cuenta que lo había tratado mal -
Eva, Eva...- grité pegándole un portazo a uno de los váteres, cargándome el pestillo de paso -
¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha dicho? - pregunté mientras la levantaba y la abrazaba -
Ella en mi oído lloraba desconsolada, y casi no podía hablar con las convulsiones. Comencé a preocuparme.
Eva cariño, háblame...¿qué pasa? Por favor...- supliqué asustada -

Esperé a que Nessie y Eva salieran del baño, y cuando lo hicieron me levanté y cogí las maletas de los tres. Eva se acercó a mí para coger las suyas, y la miré fijamente: llevaba unas gafas de sol y una gorra, pero tenía la nariz enrojecida y no podía ocultar que había estado llorando.
Impedí que cogiera sus maletas para llevarlas yo, y Eva me dio las gracias timidamente.
Salimos fuera del aeropuerto y buscamos un taxi, cuando de pronto vi como Nessie se acercaba a un hombre que estaba apoyado junto a un coche en el que se leía el cartel "Cullen". No sabía porqué, pero me dio mucha rabia aquello.

Me acerqué al coche y abrí el maletero, guardé las maletas y Eva vino a ayudarme mientras Nessie hablaba con el conductor.

-Lo siento... -le susurré a Eva buscando sus ojos a través de los cristales negros de sus gafas.

El chófer ya estaba en su asiento y Nessie se había acomodado en el asiento del copiloto. Me senté en el asiento trasero y Eva hizo lo mismo, y el chófer empezó a contarnos su vida.
Al final nos dijo que el resto de los Cullen iban en otro coche que también había sido contratado por la señorita Alice Cullen. Me entraron ganas de dejarle muy clarito que yo no era un Cullen.

Pero en lugar de ello, me limité a apoyarme contra la ventana y a observar a Nessie a través del retrovisor. Estaba preciosa, como siempre. Recordé el tacto de su piel, el sabor de sus besos, el sonido de su risa...
Una lágrima resbaló por mi mejilla y de pronto sentí la mano de Eva en mi hombro. La miré y vi me encontré directamente con sus ojos, ya que se había quitado las gafas. Nessie continuaba charlando con el conductor y yo cerré los ojos, provocando que más lágrimas se derramaran por mis mejillas. Eva apretó su mano con más fuerza en mi hombro y yo sellé mis labios con un dedo, pidiéndole que siguiera en silencio. Ya me sentía demasiado ridículo como para que además Nessie se diera cuenta.
Me sequé las lágrimas con la manga sabiendo que estábamos llegando al hotel, e intenté sonreírle a Eva, pensando que tal vez tampoco consiguiera conservar mi amistad con ella...