Eva Swan trayendo la dulce peste!!!!!

Llegamos a casa de los cullen y aparqué fuera. Todos los coches estaban allí salvo el Mercedes de Carlisle así que decidí no ocupar su hueco.Ví el Porsche de Alice y un brillo picaro se hizo en mi mente recordando cual sería nuestra venganza. Una lastima que no me pueda ver el futuro estando cerca de un lobo.. muajajaja!!!
Bajé aún nerviosa del coche y viendo como EMbry se revolvía en su asient.. estaba claro que le disgustaba muchisimo estar aquí o quizás era un lobo hipersensible al olor de los vampiros.

-¿¿¿Tan mal te huelen cariño???.. Yo pensaba que olían a algo dulce y exótico por eso emboban a los y las human@s.

Esta vez dejé que Eva llevara el coche, ya que su mano parecía estar perfectamente. O al menos la había usado sin ningún tipo de problema...
Me senté en el asiento de copiloto y me apoyé en la puerta, sin dejar de mirar a Eva durante todo el trayecto. Acaricié su mejilla y Eva paró el coche, y me di cuenta de que habíamos llegado a casa de los Cullen. Entonces salí de mi ensimismamiento, durante todo el camino solo había podido pensar en Eva, y aún me sentía eufórico ante la idea de que viniera a vivir conmigo, de que pudiera despertarme cada mañana a su lado, compartir todo con ella... Pero ahora el hedor a sanguijuela volvió a quemarme la nariz y desvaneció un poquito aquella euforia que me invadía. Aunque me moría de ganas de ver la cara de Alice cuando se enterara de que Eva se mudaba conmigo.
Sacudí la cabeza y arrugué la nariz... me daba muchísima rabia que algo me sacara de aquella ensoñación y aquella felicidad que sentía, pero pronto podría estar con Eva, y aunque no me gustaran, los Cullen eran su familia. Así que me callé y abrí la puerta del coche.

-¿¿¿Tan mal te huelen cariño???.. Yo pensaba que olían a algo dulce y exótico por eso emboban a los y las human@s -miré a Eva y sonreí. Estaba claro que a ella no podía ocultarle nada.
-No cariño, estoy bien... es solo que tú no sientes su olor de la misma forma que yo. Está... helado y... ácido. Me arde la nariz -amplié más mi sonrisa y me acerqué a ella, rozando su cuello con mis labios-. Pero no te preocupes... me concentraré en tu olor. El tuyo es increíble, me encanta...

Le di un suave beso en los labios y bajamos del coche. Dejé que andara delante, ya que no me sentía cómodo en aquella casa, sabía que no era bien recibido, o al menos no tanto como Jacob, y además ahora todo sería bastante tenso con Alice. Así que Eva entró y yo la seguí, manteniéndome en silencio con las manos en los bolsillos. Cuando entramos en el salón, lo primero que vi fue a Bella y Edward sentados en el sofá, y un segundo después Jacob y Nessie aparecieron por la escalera.