Vagando por Seattle antes de llegar al aeropuerto

Llegué a Seattle casi sin darme cuenta. Seguía sumido en mis pensamientos y había conducido hacia allí sistemáticamente, dirigiendo el coche casi sin darme cuenta de mis movimientos. Pensé en Billy, y en que tal vez debería haber pasado por casa de Charlie para avisarle. Me había marchado de casa dejando solo una nota en la que decía: "Nada de escapadas románticas papá. Nessie tiene problemas. Volveré tan pronto como pueda". Pero en realidad no sabía si volvería pronto o tardaría días. La verdad es que no sabía si iba a volver...
Volví a pensar en Nessie. No sabía realmente dónde estaba ella, ni si estaría bien o no. Pensé en que no sabía si estaba viva, y aquél pensamiento me sentó como un puñetazo de Emmett en el estómago y casi me hizo vomitar. Sacudí la cabeza para despejarme y alejar ese pensamiento de mi mente. Pensé que estaba conectado a Nessie de una forma especial, y que si realmente le pasara algo malo, yo sería capaz de notarlo de alguna forma... El problema era que realmente tenía un mal presentimiento. Quizá Alice tenía razón. Quizá yo tenía de Alfa lo mismo que de vampiro, y era tan capaz de cuidar de alguien como lo hubiera sido una hormiga. Yo siempre lo había dado todo por Nessie, y haría cualquier cosa por ella. Pero tal vez ella se merecía algo mejor. Me sentía hundido en la culpabilidad, pero ahora no podía hacer nada para rectificar lo sucedido. Lo único que podía hacer era encontrarla. Y lo haría.

Pasé más de media hora vagando con el coche por las calles de Seattle mientras esos pensamientos rondaban por mi mente. Pasaba por una calle solitaria y paré el coche junto a la acera. Apoyé los codos en el volante y me tapé los ojos con las palmas de mis manos. Veía el rostro de Nessie como si lo tuviera pintado en la retina. La recordé durmiendo en mi cama... sonriendo... y riendo a carcajadas... recordé aquella ocasión en que salimos a cazar juntos, solo por diversión... recordé su voz diciendo que me quería... sus labios besándome dulcemente... sus manos aferrándome contra ella... el tacto de sus delgados dedos en mi cuello... recordé la primera vez que dijo mi nombre... y también recordé los momentos en que se había visto dominada por aquella voz... los momentos en que la había visto sufrir... llorar...

Proferí un grito de rabia y desesperación que me dañó la garganta, y me percaté de que tenía la ventanilla abierta, y una señora que caminaba por la acera arrastrando un carro de la compra me miraba fijamente con cara de terror. Me hundí un poco en el asiento y arranqué en dirección al aeropuerto.

Durante el trayecto me sumí en mis pensamientos,que estaría haciendo Edward ahora...lo añoraba tanto... y ahora esto,me imaginé a eva y nessie poseidas por dios sabe que llegando a volterra y a los vulturis con ellas, la rábia me cegaba casi sin darme cuenta me encontraba ya en seattle aceleré más, solo esperaba que ningún peaton despistado se le ocurriera cruzarse en mi camino,pobre de el...
Camino al aeropueto me parecio divisar a lo lejos el coche de jake,-dios mio si la policia me para a ver como les explico esto-pensé en voz alta mientras ponía el coche a casi 180km/h por dentro de la ciudad.
Era Jake...me situé detrás suyo y empecé a pitar como una loca hasta que el se dió cuenta de que era yo y no una loca suicida con intenciones de aplastarle la trasera del coche.

Me dirigía al aeropuerto cuando vi a través del retrovisor los faros de un coche que se acercaba hacia mí a toda velocidad. Me pareció increible que alguien adoptara esa velocidad dentro de una ciudad como Seattle. Yo había circulado a mucho más del límite permitido, pero el coche que se acercaba a mí se había pasado muchísimo más. Yo circulaba por una calle de un solo sentido, con un solo carril. Y decidí que si quería pasar debería esperar a perderme de vista, porque yo no estaba dispuesto a acelerar por él. Volví mi vista al frente y en menos de cinco segundos aquél coche me alcanzó, cegándome con el reflejo de los faros en mi retrovisor interior. Mi nuevo amiguito empezó a apretar repetidamente el cláxon, pero yo no aumenté la marcha.

-¡¡¡Espérateeeee!!!

Grité mientras recuperaba la vista y volvía a mirar por el retrovisor. Entonces, teniendo el coche tan cerca, pude reconocer al conductor. O mejor dicho, a la conductora: era Bella.
Mi gesto de enfado cambió y puse cara de asombro. Levanté la mano a modo de saludo y vi como ella hacia lo mismo sonriéndome.

Bella venía conmigo a Italia. Aquello supuso un apoyo enorme para mí. Estaba totalmente decidido a ir tras Nessie y Eva, pero en el fondo enfrentarme solo a la situación no era una idea que me agradara del todo... En cambio con Bella todo resultaría un poco más llevadero. Además, estando con ella permaneceríamos en contacto con Alice y el resto de los Cullen. Era mi mejor amiga, y la madre de Nessie. Teníamos que hacer esto juntos. Y aún así, una parte de mí hubiera preferido que Bella se quedara en casa y no corriera tal peligro.
Cruzamos nuestra mirada a través del retrovisor. Le guiñé un ojo dibujando una sonrisa en mis labios. O al menos intenté dibujarla. Aceleré hasta colocarme al doble de velocidad y Bella me siguió, en dirección al aeropuerto.